No por menos esperada dejan de ser una importante noticia para el sector las estimaciones provisionales presentadas por John Barker, director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), sobre la producción mundial de vino (sin mosto) y que, con una horquilla comprendida entre los 227 y los 235 (231 millones de hectolitros en su centro), la sitúa por debajo de la del pasado año un dos por ciento y un trece inferior a la media de los últimos diez años; resultando la más baja desde 1961.
Quizá lo más relevante de esta estimación no lo sea tanto el hecho de contar con una producción inferior a la del año pasado, como el hecho de que los fenómenos meteorológicos que afectan a la cosecha estén ocasionando un bajo volumen de producción en la Unión Europea. Con una Francia que sería el país que presentaría el mayor descenso (-23%) con respecto al pasado año, una Italia que apenas recuperaría el 7% de lo cosechado el año anterior y una España que, aun siendo el país que mayor incremento presenta (18%), seguiría situando su cosecha entre las más cortas de su historia. A pesar de que, según el Ministerio de Agricultura el rendimiento del viñedo de secano (5.204 kg/ha) se sitúo un 14% por encima del 2023.
Sólo Portugal y Hungría registraron volúmenes de cosecha medios o superiores a la media en la Unión Europea que alcanzaría un volumen de 139 Mhl (-3%).
Por su parte, las primeras previsiones de EE.UU. indican un volumen de producción medio para 2024, ligeramente inferior a los niveles de 2023. Al igual que en el Hemisferio Sur, donde se espera que los volúmenes de producción sigan siendo bajos, debido principalmente a las condiciones climáticas, marcando la producción más baja en dos décadas. En el que se registraría una producción de 46 Mhl (-2%). Según la OIV, ha sido una añada “difícil”. Después de una cosecha récord en 2021, la producción de vino ha disminuido durante tres años consecutivos. De hecho, el volumen estimado para 2024 se sitúa un 12% por debajo de la media quinquenal, lo que supone la producción más baja desde 2004 en el Hemisferio Sur. Esta producción históricamente baja se debe a fenómenos climáticos significativos en las principales regiones productoras de vino. En conjunto, la producción de vino del Hemisferio Sur en 2024 representa el 20% del total mundial, en consonancia con la media de la última década.