De lo sucedido esta última semana, sin duda lo más importante ha sido la aparición de tormentas, en algunos casos acompañadas de granizo, que se han venido sucediendo en gran parte de la geografía española. Sus efectos, aunque a priori irrelevantes, han supuesto un quebranto en la planificación de muchas bodegas, que se han visto obligadas a paralizar los trabajos de recogida de la uva.
Sus consecuencias sobre la calidad del fruto, aunque están por verse, no parece, siempre en términos generales, que vayan a ser considerables, sin que el volumen y la calidad esté previsto que cambien, salvo en localidades y parcelas muy concretas.
Hablando en términos generales, la estimación de cosecha realizada por la Junta Directiva de la Interprofesional del Vino de España celebrada el pasado 17 de septiembre y dada a conocer el pasado día 23, viene a sumarse a las anteriormente publicadas por Cooperativas y algunas organizaciones agrarias como Asaja o UPA. Coincidiendo en una cantidad que rondaría los 39 y los 40 millones de hectolitros. Un 15% por debajo de la del pasado año, siguiendo la estela de lo sucedido en el resto de los grandes países productores europeos. Y en línea con lo vaticinado inicialmente por el resto de las organizaciones.
Fenómenos como la sequía; fuertes lluvias en forma de Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), lo que anteriormente se conocía como Gota fría; brotes de enfermedades criptogámicas, con especial incidencia de mildiu; incluso en algunas zonas incendios forestales que han acabo afectando a los viñedos; explicarían esta pérdida de producción, que se situaría (recordemos) entre el veintinueve por ciento de Francia, el nueve por ciento de Italia y el quince que a España también le augura el COPA-Cogeca en su estimación de vendimia. Fijando la horquilla de la cosecha europea entre los 140 y los 145 millones de hectolitros, una producción históricamente baja, muy similar a la del 2019/20 y lejos de los 174 millones de hectolitros elaborados en la 2018/19.
Y, al igual que sucediera con el resto de vaticinios, tampoco en esta ocasión, ha querido la Interprofesional dejar de poner en valor el gran trabajo realizado por nuestros viticultores que han conseguido hacer frente a todas estas inclemencias y llegar a la vendimia 2021 con un fruto sano y de una buena calidad.
Sobre los precios a los que están cerrando las bodegas sus contratos y la imposibilidad de cubrir sus costes de producción los viticultores, se han limitado a valorar la plurianualidad de los contratos homologados, que debieran otorgar estabilidad a sus operadores y dotar de mayor trasparencia a la cadena.