Aunque las medidas sanitarias impuestas por el Covoid-19 y la vuelta a la fase I de algunas localidades, centren la atención de las vendimias. Es de resaltar que las tareas de recogida se están llevando a cabo con normalidad y que ni el volumen, ni la calidad con la que lleguen las uvas a las tolvas se verán afectadas por la situación excepcional que se vive algunas localidades, por más que se pudieran ir sumando a la lista en los próximos.
Lo que, sí parece traerá consigo toda esta situación es que, al igual que sucediera con el teletrabajo que parece ha llegado para quedarse y cambiar la forma de trabajar de muchas empresas. En el terreno de la viticultura, las vendimiadoras darán un paso de gigante en su implantación en viñedos o zonas donde hasta ahora eran vetadas. La necesidad de implantar medidas muy restrictivas sobre la forma de vendimiar y el correspondiente aumento de coste que ello representa ante la reducción de la cantidad que es posible vendimiar en una jornada bajo esas circunstancias ha hecho que aquellas bodegas que tienen la posibilidad de empezar a utilizarlas lo estén haciendo.
La calidad del fruto parece estar manteniendo unos niveles muy aceptables gracias a una más concienzuda programación de las tareas y la correspondiente separación en las bodegas que permita diferenciar calidades.
Parcelación muy similar a la que está ocurriendo con los precios de las uvas. Gran cuestión que ocupa todas las campañas y que, en estas circunstancias, ha adquirido especial relieve. Ya que la promulgación de la Ley de la Cadena de Valor y la aprobación de los contratos homologados, confiaban los viticultores redujera una parte de esa enorme brecha a la que se enfrentan entre sus costes de producción y los precios percibidos por sus producciones. Lo que lejos de ocurrir esta campaña, sus especiales circunstancias de existencias históricamente elevadas y unas perspectivas de consumo en el corto plazo bastante pesimistas ante el mal comportamiento del canal de la hostelería y restauración. Han provocado precios todavía más bajos con respecto los de años anteriores que solo han encontrado contestación en pequeñas producciones de calidades muy concretas que sí han conseguido mantenerlas.