Si bien en Canarias, Andalucía y algunas otras provincias españolas las vendimias ya son una realidad; el retraso en la maduración de entre dos y tres semanas con respecto las fechas de la pasada vendimia podría decirse que es una constante de esta campaña en toda España.
Como también lo es la falta de lluvia que permita desarrollarse al fruto correctamente. Las altas temperaturas, especialmente las nocturnas, que hagan posible esa inversión térmica tan necesaria para la calidad de la uva. O el excelente aspecto sanitario que presenta, prácticamente exenta del más mínimo rastro de cualquier enfermedad criptogámica, aunque esta haya estado presente en algún momento de la cosecha, como también lo han estado otros incidentes como el mosquito verde o los vientos de Levante. Todo ello no impide poder afirmar categóricamente que la vendimia 2016 tiene un excelente porvenir.
¿También para los precios de las uvas, mostos y vinos? Pues en un principio, todo parece apuntar en esa dirección y las circunstancias que rodean la vendimia parecen haberse alineado en ese sentido. Pero la experiencia nos indica que hasta que no se hayan firmado los contratos en los que queden reflejados sus términos, la prudencia, además recomendable, se hace imprescindible.
Otra duda que nos asalta y cuyas consecuencias pueden ser de notable importancia es el rendimiento que pueda presentar el fruto. El pequeño tamaño de las bayas es un buen factor de calidad, pero hasta cierto límite. Tampoco conviene pasar por alto el importante número de hectáreas reconvertidas y reestructuras en estos últimos años, cuya entrada en producción se espera en un número importante para esta campaña y cuyas producciones, aseguradas por el riego, van mucho más allá de las que históricamente pudieran haberse dado.