Con los datos de las solicitudes de nuevas plantaciones de viñedo en España e Italia, podemos asegurar que el sector vitivinícola goza de una excelente salud. ¿Cómo si no se entiende que en España se haya pedido autorización para nueve mil hectáreas, cuando el límite que estableció el Gobierno español fue de 4.173 hectáreas? ¿O que en Italia se hayan solicitado en torno a las sesenta y siete mil, cuando la superficie fijada por el gobierno transalpino fue de 6.376 hectáreas?
Solo un sector que apuesta decididamente por su expansión y competitividad es capaz de superar con estas ratios las limitaciones impuestas por los propios Estados Miembros en la fijación de nuevas superficies, que estableció Bruselas en un máximo del uno por ciento de la superficie plantada en la campaña anterior. Que en el caso de España quedó reducido a un 0,44% por decisión del Gobierno. No así en el de Italia que ha autorizado el uno por ciento máximo al que tenía derecho.
Claro que, si consideramos la distribución geográfica de esas solicitudes, entenderemos un poco mejor cuáles son las zonas por las que apuestan sus empresarios y el perfil de los vinos a los que van encaminadas esas nuevas plantaciones. Veneto y Friuli Venecia Julia en Italia y Rioja en España, son las zonas geográficas protagonistas de esta situación, ya que casi dos tercios de las hectáreas italianas solicitadas se concentran en estas regiones y en el caso de España poco menos de la mitad.
¿Cuántas de estas solicitudes acabarán convirtiéndose en autorizaciones? Y ¿qué parte de estas solicitudes responden al criterio de distribución y la amenaza real que existía de quedarse fuera del reparto, incitando a solicitar mucho más de lo que realmente se está dispuesto a plantar? Para responder a estas cuestiones todavía habrá que esperar algún tiempo. En el caso de España, a que se disponga de “toda” la información (todavía faltan algunas CC.AA. por facilitar los datos) y se proceda a analizar la información para aplicarles los criterios de prioridad en la concesión. En Italia, sin embargo, al haber optado por un prorrateo lineal, será mucho más sencillo, aunque haya quienes piensen que se ha solicitado mucho más de lo que en realidad se deseaba, ante la creencia de que acabaría produciéndose, como así será, un fuerte prorrateo.
Echando un vistazo al inventario vitícola español 2015 (todavía parcial) observamos cómo son las variedades blancas las que han tomado la iniciativa y, prácticamente las únicas, excepción hecha de la Garnacha Tintorera, que aumentan su superficie con respecto a los datos del 2014. ¿Consecuencia de que la diferencia de los precio entre blancos y tintos está muy lejos de los que auguraban? ¿Recuperación del consumo en blancos y rosados? ¿Valorización de estos vinos frente estabilidad o bajadas en los tintos?