Cosechas desiguales y difíciles de calcular

Si bien es pronto para poder sacar cualquier conclusión sobre los efectos que en la próxima cosecha pudieran tener las heladas sufridas en la parte norte de España durante la segunda quincena de abril, o las granizadas que se han sucedido en esta semana, conviene saber que la superficie afectada por los hielos, según nota publicada por Agroseguro, ha sido de 56.525 hectáreas aseguradas. Importante coletilla, pues las hay que, al no estar aseguradas, no se han peritado y, en consecuencia, tenidas en consideración.

De la mitad norte de España, no hay comunidad autónoma que no haya visto alguna o varias de sus provincias afectadas. Siendo Castilla y León (23.798 ha) la que mayor superficie declara. Concentrando casi el cuarenta por ciento de esas hectáreas afectadas. Seguida de Castilla-La Mancha (17.533) y Rioja (5.479), tanto en su vertiente riojana como alavesa.

Por provincias es Valladolid (11.889) la que encabeza el listado, seguida de Cuenca (11.023) y Burgos (8.929). Con una comarca, La Manchuela, especialmente afectada en toda su extensión, así en su vertiente conquense como albaceteña, donde se han siniestrado 4.250 ha.

El volumen en el que acabará afectando estos siniestros en la cosecha de 2024 es un misterio. Son muchos aún los meses que nos separan de las vendimias y en este tiempo puede pasar de todo. No obstante, según los viticultores consultados, no parece que, en ninguno de los casos, la cifra nacional se vaya a ver muy trastocada.

Si, como es de esperar, las temperaturas se contienen y las lluvias no se vuelven torrenciales; la cosecha pinta extraordinariamente bien, con contadas excepciones como las concernientes a las regiones de C. Valenciana y Murcia. Donde las lluvias caídas hasta la fecha apenas darían para un riego de auxilio y en las que la propia supervivencia de la planta está en peligro.

Zonas en las que esta situación parece estar siendo ignorada por algunas de las organizaciones agrarias que, mientras se lamentan de falta de lluvias y el peligro que ello representa para la vid, exigen medidas extraordinarias de cosecha en verde y destilaciones.

Sea como fuere. El caso es que el comportamiento climático no está siendo el que era y sus efectos se están viendo reflejados en cosechas muy desiguales y difícilmente previsibles.

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