Signos positivos en el consumo nacional

Si bien es difícil decir, con la que están soportando nuestras bodegas, que las cosas van mejorando, aunque sea muy poco a poco. Lo cierto es que los últimos datos del Infovi, llevan varios meses dándonos pequeñas alegrías.

Hablar de un crecimiento de apenas doscientos mil hectolitros en el consumo aparente interanual, sobre un total de nueve millones setecientos cuarenta y ocho mil hectolitros, pudiera parecer poco. Pero si tenemos en cuenta que, prácticamente todo el año 2022, estuvimos sufriendo una caída escalofriante, que nos llevó a tocar fondo en abril del 2023 con una cifra de 9’534 Mhl, lo que suponía un millón cien mil hectolitros menos de lo que consumíamos en febrero del 22. Hablar de estabilidad desde entonces y una tímida tendencia alcista en lo que llevamos de este año debiera alegrarnos a todos y, al menos, permitirnos pensar que el suelo (y no el techo) de nuestro consumo nacional está en esos nueve millones y medio de hectolitros.

Volumen, sin duda, a mejorar sustancialmente en un país tradicionalmente vitícola como el nuestro y que recibe alrededor de ochenta y cinco millones de turistas al año (85.169.050 en 2023, lo que nos sitúa como el segundo país del mundo que más turistas recibe), pues también ellos están contabilizados en esos consumos. Pero, una buena noticia, al fin y al cabo.

Como también lo es que nuestras exportaciones, según los datos provisionales de febrero que recoge ese mismo Infovi, aumenten en el ámbito de la Unión Europea un 5’5%, aunque las de terceros países mantengan la caída. Pero en cifras totales ya podemos hablar de un crecimiento del 2’5% en volumen.

Cantidades sobre las que todavía hay que seguir trabajando de forma afanosa si queremos que esta situación se traslade al mercado y las cotizaciones recuperen valor. Pero, sin duda, un primer paso (y esperanzador) para un entorno internacional repleto de amenazas y malas noticias que, por decirlo suavemente, no ayudan mucho al consumo de vino.

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